Actividad interactiva oral y expresión oral (13 min)
1. Les planteo esta pregunta para que conversen sobre sus ideas usando videoconferencia:¿De qué forma se puede conocer una sociedad anterior a nuestra existencia? (Recuerden no hablar unos sobre otros, en orden para que se puedan escuchar bien)
2. Elijan quien hará la lista con las diferentes respuestas, luego decidan el orden de importancia que tiene cada respuesta para el grupo. Posteriormente compartirán las ideas explicando porqué eligieron cada una usando videoconferencia. Cada uno explica una diferente posición.
Así comienza el artículo:
2. ¿De qué se tratará el texto? Tomaré nota en el block de notas del sistema de videoconferencia. Vamos a ver si están en lo cierto en la siguiente tarea.
No es exagerado decir que Teotihuacán era una ciudad totalmente pintada. En primer lugar tenemos que resaltar que quienes se dedicaban a esta tarea debieron de tener una preparación especial que los capacitaba para escoger los pigmentos y aplicarlos sobre los muros pulidos. Por otra parte, la calidad del trazo y la armonía del mural, unidos a la captación de determinados motivos, ya fueran aves, felinos, plantas o dioses, resultan realmente impresionantes. La cultura teotihuacana utilizó sus propios principios, estilos y características para expresarse.
Veamos los pasos que seguía un pintor para la realización de su obra. En primer lugar, el trabajo se le encomendaba por parte de quien habitaba el palacio.
Seguramente desde este momento se establecía el motivo principal que quedaría plasmado en la pared. El artista tendría que pulir perfectamente la superficie a pintar. Se le daba textura con un fino estuco, hecho a base de cal, que serviría de base para extender sobre él los motivos. Una vez preparado se pasaría a la siguiente fase: hacer el trazo con líneas negras de todo el diseño. Los colores eran, la mayoría de las veces, de origen mineral. El artista debía seleccionar las piedras que le proporcionaran los distintos colores. Esta materia prima se trituraba hasta convertirla en polvo, que a su vez se mezclaba con algún aglutinante especial. Parece ser que un buen aglutinante fue la goma del nopal. Los colores más utilizados en la paleta teotihuacana fueron rojo, en primer lugar, verde, azul, ocre, naranja con distintas tonalidades y negro. Ya escogidos los colores, se empezaba a pintar. No hay duda de que se utilizaron pinceles, si bien por los materiales con que se fabricaban no ha sido posible reportarlos arqueológicamente.
Otro aspecto interesante se desprende del uso, cuando era necesario, de una espina de maguey y un hilo para trazar un círculo perfecto.
Una constante en los murales teotihuacanos es que los motivos principales siempre están rodeados por una cenefa que les sirve de marco, con motivos que van a tono con los primeros. Vemos en los diferentes murales de Teotihuacán la presencia constante de rituales relacionados con la tierra, el agua, la lluvia, la fertilidad, etcétera. Por otro lado, vemos figuras de guerreros jaguares, águilas, coyotes, pumas, coyotes, cocodrilo, serpientes emplumadas, peces, aves, nidos, colibrí de largo pico, águilas, espina de maguey, guerreros, ancianos, sacerdotes, en fin, toda una gama de figuras.
Como se puede ver, la pintura mural teotihuacana es una fuente inagotable para el conocimiento de su sociedad. Desde aspectos de diferenciación social, religiosos y míticos, hasta la presencia de vestimenta, enfermedades y escritura, todo nos permite penetrar un poco más en el conocimiento de una cultura que supo plasmar magistralmente los actos de la vida cotidiana y la acción de los dioses en los muros de su ciudad.